Condenada a estar en la otra acera
a ver desde la otra perspectiva
Condenada a querer sin que me quieran
Condenada a vivir siempre en la cuerda floja
a escribir lo que nadie lee
a beber sin control los sorbos últimos
de la noche
Condenada a la soledad de buscarte y no hallar
mas que agua entre los dedos